Imagine que a lo largo de los años han existido dioses que se han encandilado a la supremacía de los pobres mortales casi esclavizados por estos.
Aquellos titanes que penden de los cirros y disfrutan de la virginal vanidad humana de los sub-seres que estamos aquí en la tierra.
Nosotros encadenados a la tierra para no volar, como aquella leyenda l de jóvenes semidioses al puro placer griego.
Pero nuestros dioses no son eternos, mueren en el olvido, (la verdadera batalla para un dios) y no sé cuanto ha pasado desde que el viento soplo tan fuerte que las nubes se estrellaron unas con otras donde algunos dioses murieron accidentados en un camino escarlata y los sobrevivientes, heridos pero mortales se suicidaron después en tal situación repugnante y bastarda para ellos.
Ese mismo día, un parva de aves voló cerca donde vivía, jugueteaban mientras huían de aquel horrible y melodramático invierno, pero tal actitud de aquellos soñadores con alas me hizo pensar, que no necesitábamos a los dioses más.
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